miércoles, 4 de septiembre de 2013

LUNA DE MIEL & VACACIONES EN TAHITI

Tahití es el corazón palpitante de los Mares del Sur. Es la puerta de entrada del territorio con el aeropuerto de Tahití Faa’a, además del centro administrativo con Papeete, la capital del país, y el pulmón económico con el puerto, las empresas y los comercios. En el centro de la ciudad, el mercado de Papeete constituye una parada ineludible para cualquiera que visite la capital. Ofrece una amplia variedad de frutas, verduras y pescado fresco de las islas, así como una atractiva y colorida selección de objetos artesanales.
Pero Tahití es muchísimo más que Papeete: posee valles majestuosos que caen hasta fundirse con la laguna, sitios arqueológicos de alto interés, bellos montes volcánicos de puntas aceradas como Aorai y Orohena... También ofrece un abanico infinito de actividades al aire libre y rutas, así como eventos culturales y deportivos. Algunos hoteles organizan magníficos espectáculos de baile tradicional.
Tahití Iti, unida a Tahití a través de un itsmo, brinda algunos de los más bellos paseos que se puedan hacer en Tahití y sus islas, en especial la caminata que lleva hasta el Pari, sitio grandioso y totalmente salvaje, y por supuesto, a Teahupo’o, una de las playas más famosas entre los amantes del surf de todo el mundo.


Razones por las que visitar Tahiti.-
 
Exuberancia natural
Cascadas imponentes, sitios arqueológicos, relieves y magníficos puntos panorámicos.

Numerosas actividades
Excursiones ecuestres o pedestres, tours en el centro de la isla en 4x4, canyoning en las formaciones de lava o snorkeling en la laguna son algunas de las actividades que descubren al visitante el rico mundo de Tahití.
 
Ambiente y diversión
La capital, Papeete, es el corazón pulsante de la isla. El gran mercado de la capital de Papeete es el lugar más auténtico de la ciudad, donde disfrutar de los colores y sabores locales. Goza de una vibrante vida nocturna: bares, discotecas y locales con coloridos espectáculos.

Restaurantes típicos
La plaza Vaiete es punto de encuentro de roulottes-restaurantes, muy populares. Ofrecen snacks y comida tahitiana a precios asequibles.

En la cresta de la ola
Tahití es un paraíso para los surfistas La mítica ola de Teahupoo acoge cada año la competición internacional de surf Billabong Pro en mayo.



Acontecimientos únicos
El gran festival Heiva i Tahiti cada año en julio, exposiciones de artesanía y el Festival Internacional FIFO de film documental de Oceanía.

Que ver en Tahiti.-
  • El mercado de Papeete
El mercado público de Papeete está abierto todos los días desde las 5 a las 17 horas, y de 4 a 7 los domingos, cuando está particularmente animado. No hay que perderse la parte del mercado dedicada a las flores, la fruta y verdura. Los ramos de tiaré, taina, tipanie, pitate y otras tantas especies, llenan de intensos perfumes el ambiente. Para ir de compras, la cita es en la planta superior del mercado, donde encontrar productos típicos de artesanía: pareos, pañuelos para la cabeza, bolsas y cestos, objetos trabajados en madera de maravillosa elaboración, tejidos, suntuosas colchas con motivos vegetales o étnicos cosidas a mano.

  • El Ayuntamiento de Papeete
De estilo colonial, que recupera la arquitectura del palacio de la reina Pomare IV.

  • La catedral de Notre-Dame
Consagrada en 1875 y restaurada en 1987, ofrece una armonía de modernas y antiguas vidrieras, el Templo chino de Mamao, con el techo en forma de pagoda recubierto de tejas de cerámica.

  • El faro de la punta Venus
Construido en 1867 por los mangarevianos para afirmar la vocación marítima de la bahía de Matavai (a esta bahía llegaron la mayoría de los exploradores de la segunda mitad del siglo XVIII) y porque aquí se encuentra la punta bautizada como “Venus” por el navegante James Cook como recuerdo de su misión de observación del paso del planeta por delante del sol, en 1769. El faro se erige sobre una bellísima y extensa playa de arena negra.

  • El Museo de la perla Robert Wan
Nos descubre la perla de Tahití bajo diferentes aspectos: arte, historia, mitología, filosofía y religión.

  • El Museo de Tahití y sus Islas
Te Fare Iamanaha, describe la vida de los polinesios antes de la llegada de los misioneros y su entorno natural tradicional.

  • La garganta del Taharaa
Situada en la parte norte, la garganta ofrece la vista panorámica de la costa hasta Papeete y la silueta montañosa de Moorea dibujándose a lo lejos. Imprescindible ver la puesta de sol desde este punto.

  • El Jardín de Mataoa
Para descubrir una de las más bellas colecciones de aves del paraíso de Tahití y especies vegetales exóticas.

  • Sobrevolar la isla en helicóptero
El descubrimiento de Tahití “desde las alturas” es una excursión inédita que no hay que perderse. La vista de los picos y las agujas de basalto, los cañones y los claros en los que se vierten impetuosas cascadas, el alineamiento de picos y mesetas, revela otra cara, secreta y seductora del interior de las islas.
Excursiones.-
 
Una única carretera principal de circunvalación (de aproximadamente 114 km) conecta por un lado la costa este, rocosa, salvaje y espectacular, con playas de arena negra donde rompen las olas que buscan los surfistas, y por el otro, la costa oeste, más tranquila, con serenas playas y lagunas.

• Valle de Papenoo
Recorrer Tahití por el valle de Papenoo es una experiencia que debe realizarse preferentemente con un guía, a pie, en todoterreno o en 4x4. El interior de la isla está atravesado por una carretera que surca el gran valle de Papenoo, rico en enclaves arqueológicos y parajes espectaculares jalonados de impresionantes cascadas, hasta la garganta del Maroto. La carretera desemboca en la salida del túnel del Maroto sobre el famoso lago natural de Vaihiria, antes de volver a bajar hacia la llanura de Mataiea.



• El Belvedere.
Punto de partida hacia el monte Aorai, a este lugar se accede por el valle de Manuta, en el municipio de Pirae. La vista desde la terraza del restaurante allí construido abarca el valle vecino del Fautaua, la ensenada de Papeete y su aglomeración, con Moorea en el horizonte.

• La llanura de Taravao.
En la península de Tahití, este otro espectacular punto de vista panorámico merece un alto en el camino. La subida a la llanura de Taravao, de paisajes casi normandos, termina en un puesto de observación habilitado desde el que de un vistazo se pueden contemplar, a ambos lados del istmo, las dos bahías y el inmenso territorio de Tahití Nui.

• La escalada del monte Aorai.
La ascención al monte de 2066 mtr. se puede realizar sin guía, ya que el camino está asfaltado y hay refugios habilitados. Comienza a 600 m de altitud (ver el Belvedere). En la cumbre, la vista abarca todas las cimas de Tahití, sus profundos valles y la silueta alargada de Moorea y las pequeñas manchas de Tetiaroa y Maiao en el océano. Una visión sublime.

• Los tubos de lava de Hitiaa.
Situados en la costa rocosa, los tubos de lava de Hitiaa deben explorarse preferentemente con un guía, primero en 4x4 y después a pie. Estas formaciones tubulares cerradas o hundidas, del tamaño de una gruta, son toboganes naturales que a veces dan nacimiento a cascadas.

• El campo de golf Oliver Breaud.
Instalado en el prestigioso emplazamiento de una antigua plantación y destilería de ron, este campo de 18 hoyos aún conserva el perfume nostálgico de la gran época colonial, aunque la Casa blanca, edificada por el plantador Stewart en 1865, ha desaparecido.
 

 

 
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